Mensajes del agua

¿Alguna vez se han puesto a pensar cómo afecta a nuestro cuerpo lo que pensamos y lo que nos repetimos a nosotros mismos cuando nos vemos en el espejo? ¿Serán solamente palabras o tendrán una influencia más importante? Hace ya varios años me enteré acerca de un experimento que podría contestar a esta duda.
Masaru Emoto, autor de Yokohama, Japón y presidente emérito de la International Water for Life Foundation inició a mediados de los 90s a estudiar el agua en detalle. Él realizó una serie de experimentos en los cuales exponía agua destilada en recipientes a distintas palabras, fotos y tipos de música y luego la congelaba. Con el tiempo pudo observar que los cristales del agua formaban patrones geométricos que eran visibles cuando se veían bajo el microscopio. Las siguientes son fotos de dichas formas y las palabras a las que fueron expuestas:

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Bastante impresionante, ¿verdad? Cuando el agua estaba expuesta a música también habían cambios en las formas de los cristales.

Musica agua

La primera vez que lo vi realmente me puso a pensar en el efecto que mis palabras y pensamientos tenían sobre mi cuerpo y empecé a tener mucho más cuidado y ponerle mucho más atención a lo que me permitía decirme a mi misma. Por supuesto que es una cosa del día a día y que es más fácil decirlo que hacerlo, pero me parece que vale la pena al menos hacer un esfuerzo, ¿cierto?

Si quieren saber muchos más detalles acerca del trabajo de Masaru Emoto y los resultados de sus experimentos aquí les dejo el link del documental en español.

Por supuesto que una idea así tendría muchos detractores por ser “muy volada”, y la comunidad científica tiene miles de objeciones con respecto a los resultados de estos experimentos y el control que existió en cada uno de ellos. Sin embargo, hay un experimento que no involucra agua destilada ni microscopios que también realizó Masaru. Este experimento puede ser realizado por cualquier persona que tenga arroz, una olla y dos recipientes de vidrio con tapas herméticas. La idea es hervir el arroz y poner cantidades iguales de arroz cocinado en cada recipiente (previamente esterilizado) y cerrarlos con las tapas herméticas. A cada recipiente se le coloca una palabra (una positiva y otra negativa) y se le repite con intención esa palabra durante 30 días. Obviamente el arroz se va a descomponer tarde o temprano (es el proceso natural), sin embargo en el experimento realizado por Emoto el arroz al que se le dijeron cosas negativas se descompuso con más rapidez.

Momentos de silencio

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Una de las lecciones más importantes que he aprendido en la vida es la de la necesidad de tener momentos de silencio en medio del caos cotidiano. Aprendí a meditar cuando tenía 12 años, y aunque no puedo decir que todos los días lo practico, sí puedo afirmar que los días en los que dedico un momento a sentarme en silencio son muy distintos a los demás. Ponernos en contacto con nosotros mismos (en lugar de estar constantemente identificados con nuestros problemas) es una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestra salud.
Una de mis definiciones favoritas con respecto a este tema es de Osho:

No es cuestión de adoptar una postura, no es cuestión de ir a un templo o una sinagoga. Estando sentado en el autobús o en el vagón del tren, cuando no tengas nada que hacer, simplemente cierra los ojos… Estos serán los momentos de las más hermosas experiencias.

Poco a poco a medida que pase el tiempo estos momentos se van haciendo cada vez más importantes, hasta que vamos tomando conciencia de quienes somos en realidad y de lo poco que importan las cosas que antes considerábamos tan vitales.
Así que propongo un reto para todos: a partir de hoy saquemos una cita de 10 minutos con nosotros mismos, una vez al día. Pongamos un poco de música relajante, o simplemente disfrutemos el silencio, cerremos y los ojos y dediquemosle un rato a simplemente SER.