Menú APLV | Una semana sin lácteos, soya y huevo.

Una de las cosas que más me costó a mí del diagnóstico de mis chicos con APLV fue saber qué comer. A pesar de entender que tenía muchas opciones, siempre me quedaba como congelada cuando tenía que escoger algo para preparar o pedir y terminaba recurriendo a las mismas opciones “seguras” y sintiéndome frustrada de la dieta tan “limitada” que tenía.

Pero conforme fue pasando el tiempo me di cuenta que los límites estaban más en mí, y que habían cientos de opciones. Empecé a buscar en blogs, a inventarme recetas, a volver a lo básico y para el final de ambas lactancias ¡yo comía delicioso!

Hoy les quiero compartir un menú de una semana (de lunes a viernes 3 veces al día) de comidas libres de lácteos, soya y huevo. Estos son 3 de los alergenos más comunes que se eliminan cuando las mamás están haciendo un dieta para continuar con la lactancia de un bebe alérgico. Más adelante compartiré ideas para menús aún más restringidos también.

Como no vienen las recetas de cada una de las comidas entonces veo importante hacer algunas observaciones:

  1. Las comidas se deben cocinar siempre con olores y condimentos naturales, por ejemplo ajo, cebolla, chile dulce, culantro castilla, culantro coyote, hierbas como romero, orégano, albahaca, hojas de laurel, sal y pimienta.
  2. No se deben usar consomés, ni salsas de las que ya vienen listas, ni salsa lizano o china porque esas en su mayoría contienen ingredientes con algo de soya.
  3. La grasa para cocinar debe ser algún aceite que no sea de soya, ni mantequilla o margarina. Se pueden utilizar aceite de oliva, aceite de maíz, o de girasol, por ejemplo.
  4. Hacer todo lo más casero posible, por ejemplo, si hacemos chalupas freír las tortillas en casa con el aceite de girasol, o hacer frijoles molidos con los mismos frijoles que tenemos en casa (sin salsa lizano ni condimentos procesados).
  5. A las tostadas de pan Ruiseñor o Konig no se les debe agregar mantequilla, margarina o queso crema. En lugar de eso se puede utilizar mantequilla de almendras, mantequilla de girasol (Sunbutter), o un spread seguro como el Earth Balance de aceite de oliva.
  6. Las comidas las hago (en su mayoría) aprovechando la carne que se hizo en el almuerzo para utilizarla de forma práctica en la cena. Eso lo hacemos en mi casa y acorta el tiempo de preparación
  7. El miércoles viene una sugerencia de pancakes al desayuno, esta es la receta que utilizo.

Aquí les comparto mis ideas:

Espero que les sea útil, y si tienen algunas recetas adicionales que no pueden faltar en su menú APLV las compartan en comentarios, para que otras mamás puedan inspirarse también 🙂


Si estás empezando en esta jornada de amamantar a un bebé alérgico, te sugiero visitar los recursos gratuitos que he escrito en el blog dando click aquí.

Si necesitás un acompañamiento más personalizado también podés visitar este link para averiguar más del coaching de lactancia y alergias de Salud y Cuchara. Amamantar a un bebé alérgico es posible, y con alguien que te acompañe en cada paso es aún más fácil.

La constancia da frutos

La constancia es la virtud por la que todas las cosas dan su fruto

Las últimas semanas he estado compartiendo en el blog historias acerca de mamás que han hecho “la dieta del amor”, una dieta en la cual se eliminan una gran cantidad de alimentos para poder continuar dando lactancia materna a los bebés alérgicos. Cuando pienso en todas ellas y en sus casos me vienen distintas palabras a la mente para describirlas: determinación, persistencia, paciencia… El caso que comparto hoy es el de Adriana, apenas lo leí la primera palabra en la que pensé fue “constancia”. Leyendo luego la definición en el diccionario me quedó aún más claro que esta es la palabra perfecta para describir su historia: la constancia es la voluntad inquebrantable y continuada en la determinación de hacer una cosa. Adriana fue constante en su deseo de amamantar a su hijo, y con el apoyo de su esposo y una excelente profesional de la salud logró vencer todos los obstáculos en su camino. Ella estará compartiendo su inspirador testimonio este 16 de abril a las 11 a.m. en Expo Kids.

Adriana y bebe

30 de enero del 2015. 40 semanas exactas. 10 horas de labor de parto y nació a las 2:04 am ¡el bebé más lindo del mundo! (Por lo menos así lo vi yo jeje). Durante el embarazo llevé un curso de preparación de parto en el cual Ingrid Broitman (consultora de lactancia) fue invitada a dar una charla de lactancia, muchas cosas de esa charla me marcaron pero recuerdo cuando dijo “no dejen que en el hospital le den fórmula a sus bebés a menos de que sea estrictamente necesario”. Ya mi esposo Ignacio estaba re entrenado y sabía que al nacer Mauricio no se le podía despegar y se tenía que asegurar que no recibiera nada mas que mi leche. ¡Excelente papá desde el principio y logro cumplir su misión! La primera vez que le di de mamar a pocos minutos de su nacimiento fue maravilloso, no tuve dolor, se pego y succionó perfecto y pensé “¡gracias a Dios, qué fácil!”.

A los dos días ya en casa todo iba muy bien, estábamos como todos padres primerizos un poco nerviosos pero formando un buen equipo.

Todo comenzó a sus 4 días de nacido, cuando Mauricio comenzó a vomitar. Al principio pensamos que era normal; ya me había bajado la leche tal vez había comido mucho, tal vez lo movimos mucho, tal vez esto o lo otro. Pero siguió, más cantidad, más frecuente y en proyectil. Era realmente aterrorizante su forma de vomitar.

Mi pediatra que fue un gran apoyo en el proceso nos dijo que fuéramos a verlo, eran las 10 de la noche y nos topó en el hospital. Examen físico bien, la pancita hinchada, un poquito distendida por lo que nos mando a hacer varios exámenes en esa semana.

Cada día era peor que el otro, mas vómitos, más llanto, más retorcijones. Logramos conseguir una cita de emergencia con un gastroenterólogo muy conocido, ya le llevaba resultados de exámenes y al verlos me dijo: “mijita usted no va a poder darle de mamar a este niño nunca, tiene un caso severo de Alergia a la Proteína de Leche de Vaca (APLV), le regalo este tarrito de Elecare (una fórmula especial) y aquí está la receta para el HNN… para secarse su leche compre estas pastillas etc. etc. etc.” ¿QUE?!!! No entendí nada ¿APLV? ¿Qué es eso? ¿No poder dar de mamar? ¿Cómo no voy a dar de mamar? ¡Jamás!! ¿Fórmula? ¡Pero si no tengo ni un chupón! Dar fórmula no estaba en mis radares. No, alguna solución tenía que existir. Salí de esa consulta sumamente alterada, preocupada, confundida. Llamé a mi pediatra de cabecera y me dijo que fuera adonde otro gastroenterólogo pediatra y me ayudo a conseguir la cita. Mientras tanto seguí dando de mamar y mi gordito seguía igual. Emocionalmente me estaba afectando mucho y fueron unos días muy difíciles.

A los 3 días tuve cita con la Dra. Jimenez, quien fue súper empática y comprensiva con mi deseo de dar lactancia a mi hijo. Me explicó que para hacerlo mi vida iba a cambiar y que tenía que hacer una dieta radical. Me suspendió todo lácteo y sus derivados, soya, semillas, pescado, cerdo. Tal vez no suene tanto, pero realmente el 99% de las cosas que uno normalmente come contiene alguno de estos ingredientes prohibidos.

Conversé con una mama que había pasado una situación parecida y que la había logrado superar con éxito, me dio muchos consejos e iniciamos contactando mamas que estaban pasando por lo mismo y construimos una red de apoyo que terminó en gran amistad.

Cada día el malestar de mi hijo mejoraba, sin embargo la dieta se hacía más y más difícil. Decidí dejar de comer fuera, y si teníamos algún plan familiar yo llevaba mi lonchera y pedía en los restaurants que me calentaran mi comida en el microondas. Mucha gente no lo entendía, me criticaban, me decían exagerada e incluso se burlaban, pero yo no dejé que nada de eso me afectara ya que sabía que estaba haciendo lo mejor por mi bebé. Con la dieta empecé a ver mejoría de inmediato, y aun más motivada continuaba con ella viendo a mi bebe sonreír y dejar de llorar todo el día.

A sus 3 meses, la Dra. me dijo que era hora de iniciar con las pruebas, por lo que me permitió comer algún alimento y decidimos empezar con la yema del huevo. Comí un lunes y a partir del miércoles Mauricio empezó a sangrar en sus heces y así continuó por 15 días: pañal que cambiaba tenía sangre. Prueba #1 fallida. A los dos meses hicimos de nuevo otra prueba, pescado. Prueba #2 fallida. Decidí entonces no hacer más pruebas hasta que tuviera 9 meses. Se me estaban acabando las opciones de menú, realmente me estaba agotando de comer lo mismo, ya mi hijo comía sólidos y gracias a Dios todo lo que habíamos probado hasta el momento le había caído bien. Inconscientemente cuando Mau tenia 8 meses, comí un producto sin saber que contenía soya, me di cuenta a las semanas. Es decir, comí algo sin querer, que NO podía, ¡y no había pasado nada!!! ¿Será que vuelvo a tratar? Luego lo consumí con conocimiento de que contenía un alergeno y pasaban los días y Mauricio estaba bien. De ahí en adelante fui hacienda pruebita por pruebita y como milagro de Dios no volvió a presentar ninguna reacción. Más adelante fui introduciendo alergenos en alimentos de él y ninguno parecía afectarle. A sus 10 meses y medio yo ya tenia una dieta completamente libre, ¡podía consumir cualquier cosa! Realmente siento que fue increíblemente rápido como él empezó a superar sus alergias, y también creo que la leche materna ayudaba increíblemente a superar este proceso. ¡Ahora mi bebé tiene 1 año y 2 meses y come ABSOLUTAMENTE DE TODO! Mis oraciones y paciencia fueron recompensados. Yo realmente soñaba con que mi gordo pudiera comerse un queque con helados el día de su cumpleaños, y así fue. Irónicamente no le gustan los helados ni el queque, pero bueno, ¡lo puede comer! Me siento muy contenta de haberle podido dar leche materna por mas de un año y mas aun agradecida con tanta gente como mi esposo y mi familia que me apoyaban cada día. Fue difícil, ¡pero lo volvería a hacer mil veces!

 

Adriana Mauricio

El 16 de abril a las 11:00 a.m. en el Centro de Eventos Pedregal estaremos compartiendo todas nuestras experiencias en Expo Kids, ojalá todas las mamás que estén leyendo este post pueda acompañarnos en este evento tan especial. Para conseguir una entrada hacé click en este link.

Un ejemplo de perseverancia y amor

Cada historia de lactancia es una aventura distinta, con sus propios matices, alegrías y dificultades.  Durante el próximo par de semanas el blog estará lleno de relatos de mujeres cuya perseverancia y compromiso permitió que  pudieran amamantar a sus hijos a pesar de sus alergias siguiendo una dieta especial, a la cual algunos llaman la dieta del amor. Esta es la segunda historia de esta serie, en la que sus protagonistas Gabriela y Mateo vencieron muchos obstáculos y lograron disfrutar por casi dos años de una hermosa relación de lactancia.

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Antes de que Mateo naciera yo me leí veinte libros. Todos me decían lo importante de la lactancia materna, como consecuencia en mi mente estaba decidida: le daría lactancia exclusiva.

“El Gordi” nació por parto natural a las 38 semanas en la madrugada y mientras estuvo en la incubadora le dieron un chupón de fórmula (el cual siento yo que ayudó a que la alergia se despertara). Nota de la blogger: el llamado “biberón pirata” (la administración de fórmula durante la estancia hospitalaria) es actualmente considerado como una de las posibles causas del desarrollo de alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) en individuos predispuestos  a la misma, de ahí el énfasis de la mamá en el tema.

Luego de eso a él se le subió la bilirrubina y la recomendación médica fue combinar fórmula con leche materna. Cualquier mamá sabe que una como primeriza se asusta mucho, y si era mi leche lo que le estaba subiendo la bilirrubina, entonces estaba bien, yo iba a ceder.

Después de eso tuvimos un par de semanas complicadas con síntomas de colitis en nuestro bebé pequeñito hasta que luego de varios exámenes la pediatra nos contó que era APLV. Yo he sido siempre intolerante a la lactosa así que mi consumo de lácteos no era muy abundante, pero no tenía idea de en qué consistía la dieta del amor.

Esta dieta para mi inició eliminando muchos alimentos que le daban reacción a través de leche materna, como huevo, semillas, carnes, ciruela, legumbres,soya y otros que ahorita ya no recuerdo. Poco a poco fui introduciendo todos los alimentos, hasta quedar sólo con la restricción de lácteos. Suena fácil, pero ¡una no se imagina a todas las  comidas a las que les ponen lácteos!

Fue así que empezamos con una lactancia mixta. Mi bajada de leche fue muy lenta y tenía una producción baja, pero yo siempre estuve determinada a quitarle la fórmula y que tuviera una lactancia exclusiva. El saca leches y yo nos volvimos mejores amigos y por fin a los cuatro meses Mateo se tomó su último chupon de fórmula. Él continuó amamantando cuando yo regresé al trabajo, usualmente cobrándome las horas de ausencia en la noche.

Llegaron los 6 meses y con ellos la hora de la ablactacion. Introdujimos todos los alimentos sin mayor complicación y mantuvimos la restricción de lácteos para ambos. Mi esposo también nos acompañaba en este camino de la dieta del amor, consumía muy pocos lácteos y buscaba siempre recetas nuevas en especial para la mamá dulcera que extrañaba los postres.

En septiembre del año pasado cuando cumplió un año y medio hizo un cambio muy grande y decidió solo pedir “tete” para dormir y en alguna que otra situación donde se sintiera incomodo o asustado como confort. Para finales de noviembre  ya solo hacía 3 tomas al día y con la salida de los colmillos comenzó a morderme un poco por lo que hablamos con él y le explicamos que a mama le dolía y que íbamos a descansar dos días para que mamita se sintiera mejor y poder seguir tomando “tete”. Resultó que así y sin más Mateo ya no volvió a pedir “tete”,  solamente me veía, se acurrucaba y nos dormíamos abrazados. Hasta ese momento me mantuve haciendo dieta por él y si bien era un sacrificio valió totalmente la pena pues sé que su salud mejoró montones y pudimos tener casi dos años de lactancia.

Hoy día él continúa haciendo dieta pues después de pruebas de alergias el Gordi necesito más restricciones, añadimos el gluten, la miel de abeja, el garbanzo, el pollo y otros; pero uno de los resultados más importantes fue que la APLV de Mateo había disminuido muchísimo y que podemos empezar a hacer pruebas en un mes.

Debido al interés que me nació en defender la lactancia materna, empecé a finales del año pasado a colaborar con la Fundación Banco de Leche Humana Catalina Vega la cual promueve la donación hospitalaria de leche humana a niños prematuros en el país a traves del Banco de Leche del Hospital de San Ramón.

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El 16 de abril a las 11:00 a.m. en el Centro de Eventos Pedregal estaremos compartiendo todas nuestras experiencias en Expo Kids, ojalá todas las mamás que estén leyendo este post pueda acompañarnos en este evento tan especial. Para conseguir una entrada hacé click en este link.

La Fundación Banco de Leche Humana Catalina Vega también estará presente en Expo Kids con un stand. Para conocer más acerca de su misión y como ayudar podés hacer click en donandoleche.org

Para leer la primera historia de lactancia y la dieta del amor de esta serie hacé click aquí.

Yo hice la dieta del amor

“Es alérgico a su leche, ya no puede darle de mamar”
“Su leche le está haciendo daño, tiene que destetarlo”
Estas frases eran comunes hace tan sólo unos años. Cuando un niño presentaba molestias gastrointestinales constantes de una vez se sugería que la leche de la mamá era mala y que por su bien había que rescatarlo. Hoy, gracias a la ciencia, se entiende mucho más y se sabe que (salvo en muy raros casos patológicos) la leche de mamá es el mejor alimento para el lactante.
La mayoría de las mamás puede comer lo que desee durante el período de lactancia, sin embargo hay bebés (aproximadamente un 2,5%) que presentan reacciones adversas a las proteínas de ciertos alimentos que consumen sus madres y que pasan a ellos a través de la leche. La proteína de leche de vaca es la principal causante de alergias en los lactantes.
Cuando un niño es diagnosticado con alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) la mamá, para poder continuar la lactancia, debe ajustarse a una dieta especial. Debido a que este cambio requiere de paciencia y fuerza de voluntad muchos le han llamado “la dieta del amor”.
En estas próximas semanas estaré publicando las historias de 5 valientes mamás, quienes por muchos meses vigilaron diligentemente su alimentación para poder darle a sus bebés el mejor regalo: su leche materna. Algunas de ellas amamantaron de forma exclusiva, otras (como Daniela, la protagonista de nuestra primera historia) dieron lactancia mixta. Todas ellas hicieron el mismo sacrificio con un objetivo en común: darle a su bebé el mejor alimento posible.
Espero que estas historias sirvan como inspiración y apoyo para aquellas mamás que están pasando por la misma situación.

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Nuestra hija María Fernanda nació el 30 de Octubre del 2013, en la semana 41 de gestación por cesárea debido a una preeclampsia. Todo iba súper bien en las primeras horas, pero ese día en el hospital se demoró un poco en bajar mi presión y entre el cansancio y desconocimiento del tema, le dieron una onza de fórmula. Siempre he pensado que tal vez ese primer biberón  fue el inicio de toda su alergia, pero bueno nada que hacer.
Los primeros días Nanda era súper dormilona, yo me la ponía al pecho y se quedaba dormida; en cambio cuando agarraba el chupón se lo devoraba. Eso me puso un poco nerviosa, sin embargo a los días me visitó una muchacha de la Liga de la Leche y me dio tranquilidad de que sí me estaba saliendo leche, y continúe con una toma de pecho y una de fórmula.
A los 15 días empezamos a ver que ella hacía mucha caquita y con moco. Por órdenes del pediatra le hicimos exámenes y salió lo que parecía ser una intolerancia a la lactosa entonces ese mismo día el médico me dijo que era mejor que hiciéramos cambios. Por 5 días ella no tomó pecho, sólo una fórmula deslactosada, pero todo seguía igual o peor. Nanda empezó a vomitar todo (parecía un tubo, al piso llegaba el vómito).
Cuando volvió al pecho, las noches eran  eternas porque tenía que darle de mamar sólo sentada porque si la acostaba se vomitaba, y además tenía que dejarla quieta en posición vertical por un largo rato para que no devolviera todo lo que comió. Muy preocupados, empezamos a hacerle todo tipo de exámenes (esofagogramas, radiografías de de tórax, medicinas para el reflujo, etc), y la situación seguía empeorando.
Empecé con mi dieta super estricta pero aún no había mejoría. Ella continuaba tomando pecho y fórmula deslactosada pero cada día se ponía peor. Su alergia empezó a reflejarse a nivel respiratorio: empezó a padecer de bronquiolitis.
El momento más difícil de toda esta historia fue cuando a los casi 4 meses tuvo un episodio horrible en el que casi se ahoga. Ese día yo casi me muero de la angustia, pues sabía que eso no podía ser normal. Al día siguiente estábamos en el Hospital de Niños y la pediatra que la atendió me dijo de una vez que empezáramos a darle una fórmula hidrolizada especial para niños alérgicos en lugar de la que tomaba, en adición al pecho.
Muy pronto se fue viendo la diferencia, ella ya no vomitaba y disfrutaba de las tomas de pecho y las de chupón. Todo fue bonito hasta que empezamos a introducir alimentos sólidos. Ella se brotaba y se hinchaba con varias comidas. A los 7 meses un médico le hizo un mapeo y resultó alérgica a muchas cosas en especial a la caseína (proteína de leche de vaca), al trigo, huevo, espinaca, maíz, pollo, ayote , uvas, entre otros. Yo decidí eliminar esos de mi dieta también para continuar con la lactancia.
La opinión de las personas con respecto a mi decisión fue dividida: por un lado tenía gente que me apoyaba y me decía “que campeona!” y por otro lado la mayoría de los que me rodeaba constantemente me decían “ya no seas tonta, dejá de darle de mamar”. Tuve días muy difíciles, evitaba los restaurantes y cafés para prevenir contaminación cruzada y aunque sabía que para muchos no tenía sentido que yo me privara de ” antojos”, yo me mantuve firme pues sabía que cada gota de leche materna era valiosa para mi bebé. Terminé aliandome con una prima celíaca y su apoyo fue muy importante para mí.
Continué con la dieta y la lactancia hasta los 10 meses. Desde ese entonces mi hija paulatinamente ha empezado a tolerar muchas de las cosas que le causaban reacciones alérgicas hasta el punto de comer pequeñas cantidades de yogurt sin mayor problema.
Al poco tiempo quedé embarazada de nuevo y a los meses le dimos la bienvenida a nuestro hijo Felipe. La historia con él ha sido otra, ya que él no quiere nada que no sea teta y es súper comelón. Por recomendación médica hice la misma dieta los primeros 4
meses, pero actualmente estoy comiendo de todo gracias a Dios, con moderación.
Estoy inmensamente feliz con mis dos angelitos y no cambiaría nada de lo que pasé, ambas experiencias muy distintas, ambas muy sacrificadas, pero son lo mejor que me han pasado en mi vida. De todo esto aprendí que uno debe disfrutar lo que tiene y como viene, y que definitivamente por mis hijos haría cualquier cosa.

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El 16 de abril a las 11:00 a.m. en el Centro de Eventos Pedregal estaremos compartiendo todas nuestras experiencias en Expo Kids, ojalá todas las mamás que estén leyendo este post pueda acompañarnos en este evento tan especial. Para conseguir una entrada hacé click aquí.

Para conocer mi experiencia con la dieta del amor y consejos de lactancia en niños alérgicos podés ver mis posts aquí y aquí.

Casi ha pasado un año

Lactancia

Se acerca rápidamente tu primer cumpleaños. Casi 12 meses desde que naciste y que vi tu cara por primera vez. Casi un año ha pasado desde que conocí un amor tan profundo y verdadero que me hizo dudar de todo lo que yo daba por un hecho en ese momento. Ese mismo día a los minutos de haber nacido empezó también nuestra mayor aventura: con toda la curiosidad que te caracteriza buscaste mi pecho y empezaste a amamantar.

Y de mi brotó leche. Unas gotas al inicio, apenas para calmar tu sed y llenarte de defensas para enfrentar el nuevo mundo; y a los tres días fluía en cantidad siendo para vos comida, bebida, cariño, confort.

Y nos empezamos a mover a puro instinto, tal como una mamá con su cachorro. En el camino dejamos perdido el reloj, se nos olvidaron los estándares sociales, las expectativas y nos perdimos la una en la otra. Toda vos pidiendo mamá y yo entregándome de forma completa, una conexión perfecta, sellada por una teta.

Y me dediqué a conocerte. A conocer tus ojos, tus manos, tus piecitos, tu personalidad, todos tan perfectos. Al hacerlo me olvidaba de la prisa, aprovechamos cada segundo y por meses fuimos una.

Nos saltamos con garrocha los comentarios, las insinuaciones de que mi leche no era suficiente, que mamabas mucho, que debíamos separarnos de alguna forma para no ser tan apegadas, que era malo que no recibieras el biberón y que nos haría bueno estar más lejos, porque ¡cómo le asusta a la sociedad el vínculo tan poderoso de un bebé y su mamá! Es demasiado amor, demasiado irracional para los que todos lo miden.

Nos brincamos los obstáculos, los dolores del inicio, tus alergias, la información errónea y seguimos hacia adelante.

Cada día que pasa te veo un poco más niña y un poco menos bebé, y eso lejos de llenarme de nostalgia me llena de felicidad. Estás menos en mis brazos, pero no porque yo te obligara a bajarte sino porque voluntariamente escogiste curiosear el mundo. Ya usás menos mi pecho para dormirte, pero no porque te lo prohibiera sino porque a veces te basta un abrazo y una canción, o los brazos de papá. Ya cada vez llorás menos mi ausencia cuando te alejás a explorar, a pesar de que nunca te dejé derramar lágrimas “para que te acostumbraras”. Y es que eso hizo la teta por nosotros: me hizo entender que para un bebé la necesidad de mamá es tanto o más grande que la necesidad de comida y que empezarías a independizarte poco a poco, a tu propio ritmo. Nada nos urgió, todo se disfrutó.

Casi un año después me siento tan orgullosa de vos, de la tribu de mujeres que me han apoyado, de tu papá que ha sido mi fortaleza.

No se cuando será el final de esta hermosa lactancia, lo que sí veo es que tus tomas son ahora distintas: el mundo es más interesante que mi pecho y lo que antes duraba largos ratos ahora dura pocos minutos o incluso segundos. Falte lo que falte y pase lo que pase en los próximos años, siempre tendremos un lazo que nos une, que empezó por una teta pero que no tendrá nunca final.

Gracias a Dios que me dio el privilegio de ser tu mamá y gracias a la vida que me ha permitido producir tu principal fuente de alimento por todos estos meses. Gracias a vos por hacerme mamá y abrir mi corazón de par en par. Muchos se preocuparon que yo en mi dedicación me “perdiera” a mi misma, pero lo que nunca entendieron es que nunca he estado más hallada, más feliz. Una persona se redefine muchas veces en su vida, pero este año que está a punto de irse nadie nos lo puede devolver, y estoy muy feliz de haberlo vivido sin ninguna restricción, sumergida en el amor. Y con emoción, espero las nuevas aventuras nos traerá la vida.

Guía de supervivencia cuando se tiene un bebé con alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) | Parte 1 |

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Todo empezó con un pañal.

Los recién nacidos ensucian muchísimos pañales al día, eso no es ningún secreto. Tampoco es ningún secreto que los papás nos volvemos algo así como expertos en las… ahem… deposiciones de nuestros bebés. Ya sabemos más o menos que esperar y cuando algo no parece normal lo captamos en un segundo. Pues ese superpoder fue el que nos permitió a mi esposo y a mí darnos cuenta de que algo no andaba 100% bien. La presencia de sangre en el pañal, acompañada de mucho reflujo nos tenía a este par de papás primerizos muy nerviosos.

Luego de algunos exámenes el pediatra nos tenía una idea de lo que estaba pasando: alergia a la proteína de la leche de vaca. Yo de inmediato tenía muchas preguntas, las cuales luego fui contestando poco a poco con la ayuda del doctor y de un poquito de research de mi parte.

En resumen: aunque usualmente las mamás que dan pecho pueden comer lo que desean sin que esto afecte de manera negativa al lactante, existen algunos pocos casos en los que el bebé sí presenta una reacción a los alimentos consumidos por su madre, especialmente cuando se trata de lácteos y soya. Esto causa que el bebé presente lo que se llama en el mundo médico una “proctocolitis alérgica” que da como resultado la salida de sangre cuando defeca. (Para una explicación mucho más sofisticada les recomiendo leer este protocolo clínico de Breastfeeding Medicine, que está completísimo).

Hay varias hipótesis de lo que puede aumentar la incidencia de esta alergia como por ejemplo que al bebé se le dé un “biberón pirata” (chupón con fórmula en la clínica durante las primeras horas o días de nacido) o la manera de nacer (por cesárea); sin embargo hay casos como el de mi bebé, quien nació de manera natural y solo ha tomado leche materna desde el día uno, en el que lo que más pesa es una historia familiar de alergias alimentarias.

Cuando un bebé tiene alguna alergia alimentaria la primera línea de tratamiento es que la mamá siga una dieta libre del alergeno sospechado (usualmente lácteos y soya). Suena relativamente sencillo, pero se pone interesante cuando uno se da cuenta que esto no es tan simple como nada más no comer queso, yogurt y leche, o de simplemente evitar los alimentos de soya. El truco es que la industria alimentaria utiliza decenas de ingredientes derivados tanto de la leche de vaca como de la soya para elaborar muchísimos alimentos procesados que consumimos con frecuencia.

En este post de dos partes quiero tratar de dar tips para ayudar a las mamás que se han hecho las dos preguntas que yo me hice al inicio:

1.¿Qué debo evitar?

2. ¿Entonces, qué como?

Voy a empezar en ese orden, como para ir de lo más aburrido a lo más divertido. Esta primera parte será de lo que se debe evitar y la segunda parte de TODO lo que se puede comer (que creanme, es mucho y delicioso), incluyendo un menú con algunas ideas de mis comidas favoritas de estos meses, y de cómo ordenar en restaurantes para garantizar una comida que se adapte a esta nueva forma de alimentación.

Lo que se debe evitar

Cuando uno piensa en no consumir lácteos se le viene a la mente evitar los alimentos más obvios como la leche de vaca, el yogurt, el queso, la crema, la mantequilla, la natilla y los helados; sin embargo hay que volverse medio detective para leer etiquetas. La siguiente lista (tomada de la página de la facultad de medicina de la Universidad de Chicago) indica que cuando un alimento tenga alguno de los siguientes ingredientes, significa que contiene leche:

  • Aromatizante de mantequilla artificial.
  • Mantequilla, grasa de mantequilla
  • Caseína.
  • Caseinatos (amonio, calcio, magnesio, potasio, sodio).
  • Queso, requesón, cuajadas.
  • Crema.
  • Natillas, pudín.
  • Ghee
  • Half and Half™ (Mitad y Mitad)
  • Hidrolizados (caseína, proteína de la leche, proteína, suero lácteo, proteína del suero lácteo).
  • Lactoalbúmina, fosfato de lactoalbúmina.
  • Lactoglobulina.
  • Lactosa.
  • Leche (derivados, proteína, sólidos, malteada, condensada, evaporada, deshidratada, entera, baja en grasas, sin grasas, desnatada).
  • Turrón.
  • Cuajo de caseína.
  • Crema agria.
  • Sólidos de la crema agria.
  • Suero lácteo (sin lactosa, desmineralizado, concentrado de proteína).
  • Yogurt

Algunas otras fuentes de productos lácteos que se usan en alimentos procesados pueden ser:

  • Condimento de azúcar morena.
  • Condimento de caramelo.
  • Chocolate.
  • Harina alta en proteína.
  • Margarina.
  • Condimento natural.
  • Simplesse™.

La soya también toma nombres distintos cuando se encuentra en alimentos procesados. Cuando algún alimento contiene los siguientes ingredientes, lo mejor es evitarlo:

  • Proteína de soya hidrolizada.
  • Miso.
  • Salsa de shoyo.
  • Harina de soya.
  • Sémolas de soya.
  • Nueces de soya.
  • Leche de soya.
  • Brotes de soya.
  • Concentrado de proteína de soya.
  • Aislado de proteína de soya.
  • Salsa de soya.
  • Tempeh.
  • Proteína vegetal texturizada (su sigla en inglés es TVP).
  • Tofú.

Además, existen alimentos que contienen lecitina de soya y aceite de soya. Existen estudios que afirman que las personas alérgicas a la proteína de soya usulamente pueden consumir ambos, por su alto contenido de grasa y bajo contenido de proteína, sin embargo yo tomé la decisión personal de eliminarlos también al inicio.

El último tema importante de conocer es que la gran mayoría de los embutidos (jamones, salchichas, etc) y carnes procesadas contienen leche.

Lo que les puedo decir es que la primera vez que vi esa lista quedé como mareada. Y todavía más cuando iba al súper y veía la cantidad de productos que contenían esos ingredientes. Como por dos semanas le tuve miedo a la comida y me pensaba todo como mil veces antes de comerlo. Lo cuento por si alguna le pasa para que sepa que es 100% normal y que no está sola, uno quiere siempre lo mejor para sus hijos y se angustia de pensar que algo que uno coma pueda provocarle aunque sea la mínima incomodidad. Eso, como todo en la vida, pasa y se supera en el momento en el que uno se da cuenta del montón de cosas que sí puede comer y de las posibilidades deliciosas.

Creo que en esta jornada lo más importante es buscar apoyo, tanto de mamás que pasan por lo mismo como de su círculo familiar. Habrá una que otra persona que piense que es ilógico que la mamá se “prive” de alimentos cuando podría dejar la lactancia y comer lo que quiera. Esa es una opinión válida para algunas personas, sin embargo debe ser una decisión informada de la mamá. Hay muchas ventajas de continuar la lactancia en especial cuando se trata de un bebé alérgico, por lo que vale la pena hacer al menos el intento con esta nueva forma de comer y dar suficiente tiempo para que el bebé mejore y la mamá se informe con respecto a la alimentación libre de alergenos. Con esto no digo que no hayan casos que ameriten del uso de una fórmula hidrolizada especial, pero eso le corresponde a un especialista prescribirlo de acuerdo a un protocolo establecido en caso de que bebé no mejore con la dieta de eliminación de la mamá. Hay ocasiones en que lo que hace falta es descubrir si hay algún otro alimento afectando; en el caso de mi hija ella también reaccionaba cuando yo comía huevos.

En la segunda parte voy a compartir algunas de mis comidas favoritas libres de lácteos y soya y tips de compras, productos y como ordenar en restaurantes.

¡Hasta el próximo post!