Una de las lecciones más importantes que he aprendido en la vida es la de la necesidad de tener momentos de silencio en medio del caos cotidiano. Aprendí a meditar cuando tenía 12 años, y aunque no puedo decir que todos los días lo practico, sí puedo afirmar que los días en los que dedico un momento a sentarme en silencio son muy distintos a los demás. Ponernos en contacto con nosotros mismos (en lugar de estar constantemente identificados con nuestros problemas) es una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestra salud.
Una de mis definiciones favoritas con respecto a este tema es de Osho:
No es cuestión de adoptar una postura, no es cuestión de ir a un templo o una sinagoga. Estando sentado en el autobús o en el vagón del tren, cuando no tengas nada que hacer, simplemente cierra los ojos… Estos serán los momentos de las más hermosas experiencias.
Poco a poco a medida que pase el tiempo estos momentos se van haciendo cada vez más importantes, hasta que vamos tomando conciencia de quienes somos en realidad y de lo poco que importan las cosas que antes considerábamos tan vitales.
Así que propongo un reto para todos: a partir de hoy saquemos una cita de 10 minutos con nosotros mismos, una vez al día. Pongamos un poco de música relajante, o simplemente disfrutemos el silencio, cerremos y los ojos y dediquemosle un rato a simplemente SER.